Seguramente muchas veces te has despertado sobresaltado sintiendo que te caías de tu cama. No te preocupes porque durante el período en el que estamos descansando el cerebro nos “protege”.
Lo que experimentamos son descargas musculares, una actividad normal en la transición vigilia/sueño.
Aunque no lo creas, pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo.
Mientras descansamos nuestro cerebro se mantiene activo y alerta. Su trabajo principal en esas ocho horas recomendadas por los médicos, es el de procesar toda la actividad del día, seleccionando y almacenando lo más esencial, lo que quedará grabado en la memoria.
Además de lo anteriormente mencionado, el cerebro es capaz de dirigir una red de mecanismos “avisadores” que ponen al organismo en alerta ante los peligros que acechan en la cama. Porque también los hay. Uno de ellos es caerse de la cama mientras dormimos. Puede ocurrir, pero raramente pasa. ¿El motivo? Que nuestro cerebro nos protege de riesgos así.
El sueño tiene dos fases bien diferenciadas. La primera es la denominada de sueño lento, en la que el cuerpo comienza a relajarse y entra progresivamente en un estado de calma. En esta fase del sueño, nuestro cuerpo tiene consciencia de la propia postura corporal con respecto al medio que nos rodea, aunque disminuye el ritmo cardíaco y la respiración. Es aquí donde se pueden experimentar pequeñas sacudidas bruscas que nos hagan despertar sobresaltados, pero es algo natural y sin mayor riesgo. Es la fase de transición entre la vigilia y el sueño propiamente concebido como tal.
La segunda fase del sueño, es la denominada REM (por Rapid Eye Movement) conocida como sueño de movimientos oculares rápidos (MOR). Aquí el cuerpo se encuentra completamente bajo la influencia del sueño, y solamente es caracterizada por los rápidos movimientos oculares bajo los párpados. Los músculos se hallan totalmente relajados y nos impiden ejecutar cualquier tipo de movimiento. De todos modos el cerebro cuenta con propiedades propioceptivas que aún mientras dormimos, nos mantienen seguros y evitan que nos caigamos de la cama. Es como si de alguna manera, el organismo se mantuviera alerta mientras soñamos.
Durante la infancia este tipo de sentidos apenas se están desarrollando, por lo cual es más común que los niños pequeños sean los que más se caen de la cama. También las personas de la tercera edad son más propensas a tener este mismo incidente, ya que a medida que vamos envejeciendo el cerebro puede sufrir la disminución de sus propiedades propioceptivas.
Por otra parte, tampoco hay que olvidar que ciertas enfermedades degenerativas como el Alzheimer y el Parkinson contribuyen a esto.
Es por eso que resulta tan importante llevar un estilo de vida saludable y hábitos que refuercen las conexiones neuronales, tales como leer a diario, mantenerse activo físicamente y alejado de adicciones que realmente pueden ocasionar la pérdida de neuronas, y esto es irreversible.