Dormí la siesta, viví mejor

La palabra “siesta” se origina en la llamada por los romanos la “hora 6ta.” (exactamente entre las 14:00 y las 16:00). Esta, era una costumbre que consistía en descansar tras la comida para luego afrontar el resto de lo que quedaba de la jornada con mejor vitalidad y humor.

Un descanso a la mitad de la jornada es muy reconfortante, ya que son muchas las horas que pasamos despiertos y el organismo termina agotado de tanta actividad.
Está demostrado científicamente que dormir una siesta de entre 20 y 30 minutos, mejora la salud general, la circulación sanguínea y previene el estrés.
Estos son algunos de los beneficios de dormir la siesta:

1. Protege nuestro sistema cardiovascular.
El corazón es un órgano que está activo las veinticuatro horas del día, ya que el riego de sangre del organismo debe ser constante, pero durante las horas del sueño su ritmo disminuye. En este momento es cuando descansa de la actividad diaria y se repone para hacer frente a otra jornada.
La falta de sueño puede ser un motivo más que suficiente para dañar a este órgano tan necesario para la vida.

Respetar la hora de la siesta es importante para conseguir una mayor relajación del organismo. Al dormirnos, nuestro ritmo orgánico disminuye y con él la actividad cardíaca. Este hecho hace que el corazón se relaje, y no solamente este órgano, sino que todo nuestro organismo acaba experimentando una sensación de tranquilidad que repercutirá directamente en nuestro estado de ánimo. Está demostrado que las personas que descansan después de comer tienen una mayor tranquilidad y viven menores situaciones de estrés que el resto de personas.

2. Equivale al sueño de una noche.
Una hora de siesta al día puede resultar tan beneficiosa como una noche completa de sueño, favorece las habilidades de aprendizaje y memoria tanto como ocho horas de sueño nocturno. Aunque, en ningún caso, debe sustituir al sueño nocturno que fundamental para la recuperación y reparación de muchas de nuestras funciones vitales.

3. Elimina el estrés.
La siesta representa una importante vía de escape a las tensiones sufridas a lo largo de la jornada, ya que nos ayudará a mantenernos relajados y nos va a predisponer a volver a afrontar el resto de la jornada con un ánimo mejor.

4. Nos hace más productivos.
Dormir la siesta de manera habitual hace que estemos más alerta y que tengamos una mayor energía para completar nuestras tareas con eficiencia.
Una pequeña siesta es buena para controlar las emociones, ayuda a regular las hormonas y a conseguir un balance emocional.

5. Nos hace más creativos.
Si alguna vez despertaste de repente con la solución a lo que te está molestando, tenés que saber que luego de una siesta ocurre una explosión de actividad en el hemisferio derecho del cerebro, el lado ligado a la creatividad.

6. Mejora nuestro estado de ánimo.
Una siesta rápida es una inyección de ánimo y un remedio a la irritabilidad.

Para dormir bien, debes asegurarte que el lugar de tu siesta sea tranquilo, sin ruidos y que la temperatura sea agradable. En lo posible, también es importante que no haya luz para dormir. Ten en cuenta que si duermes muy tarde la siesta, puede afectarte en el sueño por la noche.

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